jueves, 4 de agosto de 2016

"(...) Fuí forastero y me recibisteis" Mateo 25, 35. Olimpiadas y refugiados

Yusra Mardini tiene 18 años, llenos de esperanza y vitalidad. Huyo de Damasco y se embarcó -es una exageración decirlo tratándose de un inflable- en Turquía, rumbo a Grecia. Para escapar de la guerra de Siria. Hoy sabemos que hubo final feliz: arribó con su hermana y 18 personas más a la isla de Lesbos, se identificó como nadadora -ya había competido por Siria en el mundial de 2012-, ha podido reunirse con sus padres en Berlín y ha entrenado en Alemania para las Olimpiadas de Río de Janeiro que mañana dan comienzo. Pero antes de llegar a esto, debemos de imaginar el miedo ante la incertidumbre de morir, cuando se para el motor de la lancha neumática y comenzó a desinflarse. Solo ellas y otras dos personas sabían nadar y se pusieron a empujar el barquito cargado con el triple de personas que podía soportar. Tres horas después conseguían llegar a una orilla segura.
Foto: El País