Prácticamente desde la guerra civil norteamericana hasta pasada la I Guerra Mundial, el espiritismo tuvo un gran auge. Este tipo de movimientos atrapa a muchas personas en momentos de debilidad. Ante las incertidumbres de la vida y el desconsuelo por perder a los seres queridos proliferan personas que pretenden comunicarse con los muertos. Hay quien cree que puede hacerlo y se engaña sin darse cuenta. Pero también hay, hubo y habrá estafadores que se aprovechan dando falsas esperanzas a quienes las necesitan.
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| Daniel, fresco de Miguel Ángel |
La sesión espiritista típica consistía en que supuestos espíritus movían muebles, escribían sobre pizarras, tocaban instrumentos musicales y se comunicaban mediante ruidos y golpes (los llamados raps). Una condición obligada de la sesión era que debía producirse a oscuras. Por ello la persona en el papel de médium, antes de caer en trance a veces era atada, inmovilizada a su asiento. Como demostración de que no aprovechaba la oscuridad para fingir los fenómenos que habrían de producirse.
Esto de atarse era obligado si la sesión no era privada, sino ante un público de teatro, dado que muchos de los espectadores eran escépticos a los que convencer. Claro que los médiums desarrollaron técnicas para liberarse de ataduras. Cosa que dio un gran impulso a otra especialidad teatral; el escapismo. Pero si en el escapismo lo que se "vende" es que contra todo pronóstico el artista se liberará, en las sesiones de espiritismo se tratará de "vender" lo contrario. Así que se idearán supuestos controles: ser atado con otra persona, echar cera sobre los nudos para comprobar que no se han manipulado, etcétera.
Alguien fue descubierto en cierta ocasión porque al encenderse las luces se descubrió que algún escéptico había esparcido harima en secreto por el piso. Unas huellas claras demostraban que el médium se había levantado, había tocado los instrumentos musiciales y realizado otras pruebas y había vuelto a su lugar, donde aparentemente seguía atado a la silla.
Esto me recuerda al libro de Daniel y seguro que la persona que desenmascaró aquella superchería se inspiró en él. Más que al libro en sí, me refiero a una de las adiciones deuterocanónicas que aparecen en la Biblia griega del siglo II. Este relato es considerado apócrifo en el judaísmo y en algunas denominaciones protestantes y admitido dentro del canon católico y oriental. No seré yo quien entre a discutir si se trata de un texto que debe formar parte o no del Libro de Daniel y por tanto de la Biblia. Lo que no cabe duda es de que se escribió con una intención pedagógica. Y en este sentido lo traigo aquí.
Concretamente en Daniel 14, 3-20 se relata como los babilonios tenían un falso dios a cuyo templo todos los días llevaban 660 litros de harina, 40 ovejas y 130 litros de vino. Se suponía que el dios Bel se comía todo esto cada día. Pero Daniel no podía admitir como dios viviente a un ídolo de barro recubierto de cobre.
El rey decidió que había que demostrar quien tenía razón, si los sacerdotes del culto o Daniel. Quien no lo tuviere se jugaba la vida. Puestos los alimentos en el templo se cerró con llave y se selló la puerta. Si al día siguiente los alimentos habían sido consumidos Daniel moriría. Apenas se marcharon los sacerdotes para no interferir en la operación, fueron colocados los alimentos para el dios. Daniel discretamente hizo a sus criados esparcir ceniza por el suelo... Al día siguiente se vió que los sellos de la puerta estaban intactos, en el interior parecía que el falso dios había dado cuenta del banquete. Pero Daniel hizo ver al rey como en la ceniza estaban las huellas de mujeres, hombres y niños: los sacerdotes y sus familias habían sido descubiertos. Confesaron haber entrado por una puerta secreta, el rey los hizo matar y dejo que Daniel destruyera al ídolo y al templo.
Como se ve es la misma trampa que he relatado para descubrir al falso médium del siglo XIX o principios del XX. Pero no hay que confiarse. El enemigo no descansa. Hubo quien una vez atado a la silla hacía esparcir harina por el escenario. Seapagaba la luz, sucedían los fenómenos extraños, se encendía y el o la médium seguía con las ataduras intactas y en la harina no había huella alguna. El truco es tan sencillo como efectivo. El médium debe recordar exactamente por donde ha pisado y deshacer sus pasos echando harina que guarda en sus bolsillos para esconder sus huellas.
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