martes, 21 de febrero de 2017

Dejad el mundo mejor de lo que lo encontrasteis

Ese es el epitafio de uno de los hijos de un Reverendo, profesor en Oxford.Nació en Londres en 1857. Durante el último cuarto del siglo XIX hizo carrera militar en caballería, en el XIII Regimiento de Húsares. Estuvo destinado en lugares como India, Afganistán, Sudáfrica... Entre sus aficiones la caza del jabalí con lanza. O sea una biografía de otro tiempo, cuando el Reino Unido era un imperio.




Sin embargo sigue siendo una de las personas más influyentes en todo el mundo. Escribió casi cuarenta libros y fundó junto a otros colaboradores el movimiento Scout, presente también entre muchos cristianos de diversa confesión.

Es de notarse que no él quien se acercó a niños y adolescentes, sino que fue al contrario. Su octavo libro de 1899, "Ayudas para la exploración" estaba escrito como manual militar. Pero se encontró al regresar a Europa de sus campañas en África, conque el libro era un best-seller en las escuelas. Esto fue lo que le llevó a escribir en fascículos "Escultismo para muchachos" (1908) una obra específica para ellos y a no mucho tardar crear la organización. En pocos años había llegado a multitud de países. Por ejemplo, en 1913 ya había un grupo en Madrid y en menos de diez años los había en otras ciudades españolas.

No era solo su estilo pedagógico y gran sentido práctico. Verdaderamente a lo largo de su carrera militar, que abandonó a instancias de Eduardo VII para dedicarse al escultismo, creo que tuvo un gran peso el modo en que fue educado: de estudiante tenía grandes habilidades comunicativas, hizo teatro, fue miembro de un coro, sabía pintar y dibujar con ambas manos. Y también amaba la naturaleza, aprendiendo a conocer los rastros, camuflarse, sobrevivir. Etcétera.


Baden-Powell, falleció en 1941 en Kenia. En lo que se considera su testamento, una carta a todos los scouts del mundo -que cada 22 de febrero celebran su Día Mundial- dice:
"Creo que Dios nos puso en este mundo maravilloso para que fuéramos felices y disfrutáramos de la vida. La felicidad no procede de ser rico, ni siquiera del éxito en la propia carrera, ni de concederse uno todos los gustos. Un paso hacia la felicidad es hacerse sano y fuerte cuando niño, para poder ser útil y así gozar de la vida cuando se es un hombre.

El estudio de la naturaleza les mostrará cómo Dios ha llenado el mundo de belleza y de cosas maravillosas para que las disfruten. Contentos con lo que les haya tocado y saquen el mejor partido de ello. Miren el lado alegre de las cosas en vez del lado triste.

Pero el camino verdadero para conseguir la felicidad pasa por hacer felices a los demás. Intenten dejar este mundo un poco mejor de como lo encontraron y, cuando les llegue la hora de morir, podrán morir felices sintiendo que de ningún modo habrán perdido su tiempo sino que habrán hecho todo lo posible. Así, estén "Siempre Listos" para vivir felices y morir felices: aferrados siempre a su promesa Scout, aún cuando hayan dejado de ser muchachos, y que Dios les ayude a hacerlo así."

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