sábado, 14 de noviembre de 2015

Hoy somos todos de París, como Kennedy fue berlinés

París... la liberación de París en agosto de 1944: la División Leclerc "la nueve" combate en las calles, toma el ayuntamiento, el hotel Majestic, la Cámara de Diputados, apresa al general alemán que tenía el mando en la ciudad y luego desfila celebrando la liberación escoltando al general De Gaulle. Todo esto en dos días, 24 al 26. Bajo mando francés la compañía la formaban 150 españoles exiliados.
Francia, faro de la modernidad y de la libertad, la declaración de los derechos del hombre y del ciudadano de 1789, actualizada por un comité presidido por Eleanor Roosevelt, ratificada en París, por la Asamblea de las Naciones Unidad, en diciembre de 1948.
París es la libertad, es uno de los corazones de Europa. Su sangre es nuestra sangre.



El premio Nobel de 1913, el escritor hindú R.Tagore, dijo en alguna ocasión: "Educar a los jovenes es difícil, lo fácil es adoctrinarlos". Y ahí andan algunos, aprovechándose del entusiasmo y la entrega juvenil, manipulándolos para fines oscuros y criminales. La baja autoestima y la frustración, son los peores ingredientes cuando se suman a la ignorancia para sumirles en la confusión.



En fecha tan tardía como 1990, los países miembros de la Organización de la Conferencia Islámica ratifican en El Cairo una Declaración de Derechos asumibles por el Islam. Se suele criticar que restringe algunas libertades o permite interpretaciones parciales sobre todo en materia de igualdad de género o de libertad religiosa. Aún así es un avance: proclama la santidad de la vida humana y la obligación de preservarla, prohibe la discriminación por razones de género, ideología política, creencia religiosa u opinión. También prohibe la toma de rehenes y obliga a un trato humanitario a las víctimas civiles y prisioneros en las guerras, incluyendo la obligación del Estado de reagrupar a las familias separadas por conflictos armados.
En gran parte esta declaración se basa en la propia ley islámica.

Claro que aunque así no fuera tampoco se podría justificar la barbarie cometida en París y en tantos otros sitios en nombre de la religión. Solo pongo de manifiesto que es la religión islámica la que inspira una declaración política de derechos como es la tradición judeocristiana la que esta, en último término, detrás de la declaración de 1948. Es decir, las tergiversaciones del Islam no solo van en contra del Islam mismo, sino que quieren frenar cualquier proceso de modernización o de creación de una sociedad civil homologable a los estandares democráticos, que emane del propio Islam.


Para muchos españoles París ha sido la capital de la luz intelectual y política; desde los "afrancesados" del siglo XVIII, hasta los refugiados de la guerra española de 1936-39, o los exiliados durante la dictadura franquista.

También dijo Tagore: "En el corazón de los seres humanos no hay castas, allí une Dios a sus criaturas y allí mora Él mismo". Así sea.

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