domingo, 3 de junio de 2018

Recursos: Meditaciones sobre el universo

No he tenido olvidado este blog, pero problemas de salud me han tenido sin poder ocuparme de todas mis actividades demasiados meses. He tenido que descansar con tiempo para leer bastantes cosas. Entre ellas el libro que hoy quiero recomendar.
El autor, Adam Ford ha escrito diversos libros. Al que me refiero es "Galileo y el arte de envejecer. Meditaciones sobre los cielos nocturnos" (en España editado por Siruela, 2017. ed. orig. 2015). El escritor es un pastor anglicano del sur de Inglaterra.

Jubilado ha tenido diversos trabajos; en la Capilla Real al servicio de Isabel II, vicario en una zona rural o capellán de un centro escolar londinense. Es un especialista en las religiones de la península indostánica sobre las que da conferencias, así como sobre astronomía.

Generalmente desconfío de este tipo de libros que podemos calificar de "autoayuda". Creo que hay toneladas de obritas sobre espiritualidad ligth en un mundo donde una de las características sociológicas del "mercado" espiritual y también el pseudoreligioso es la oferta de una espiritualidad poco exigente, herramientas para confeccionar una religión a la carta. Tomar una pizca de esto, una porción de lo otro y que cada uno se cocine su versión personal de la religiosidad.


Esto tiene su lado bueno porque quizá se atiende al espíritu crítico de las personas a su independencia intelectual. Pero también tiene el lado malo de que se trata de productos de consumo rápido que solo buscan la autocomplacencia del lector.

Nada de esto hay en el librito de Ford. En un  lenguaje ligero ¡apenas hay referencias bibliográficas! Para nada es un libro de ensayo científico, pero esa sencillez de estilo encubre una profundidad reflexiva. A partir de los hallazgos de Galileo, se revela un nuevo modo de meditar y reflexionar sobre nuestra finitud en el universo. Adam Ford logra un manual de meditación -o llámale mindfulnes que parece más moderno- para contemplar el firmamento, a la vez que nos reconcilia espiritualidad y ciencia. Salpica el libro con algunas notas; pensamientos dirigidos a sus nietos. En realidad una trampilla estilística para hablarle al lector desde otra perspectiva.

Aún siendo un hombre religioso no hay referencias directas a tal o cual confesión, sino a una espiritualidad general que late en el corazón de cada persona sea cual sea su posición ante el hecho religioso. Y a veces nos propone visualizar datos que estimulan nuestra mente. No se trata de que nos descubra nuevos avances científicos, sino que nos propone pararnos un momento y ser conscientes de que habitamos un planeta que surca el espacio.Por ejemplo; si deseamos hacer una maqueta de nuestra galaxia podemos usar granos de azúcar que representen los planetas, estrellas, etc. Pues bien al menos habría que poner entre un grano y otro tres kilómetros de distancia para que nuestra maqueta fuese proporcional a las dimensiones de la galaxia. Después de leer esto, simplemente creo que miraremos de otra manera cuando elevemos nuestra vista al cielo estrellado. No es que no supiesemos esto, pero su ejemplo ayuda a ser conscientes de ello. Una lectura agradable, estimulante, didáctica, serena y -es lo que necesitamos de un libro que podemos releer mirando las estrellas- que nos hace mejores. Más conscientes de nuestro ser aquí y ahora.


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