domingo, 13 de septiembre de 2015

Recursos: Job, el chivo expiatorio

En todos los artículos encabezados como "Recursos" te facilito juegos de magia para tus lecciones. Hoy me lo he puesto difícil.
El libro de Job relata una de las historias más desconcertantes de la Biblia. Al menos a primera vista. Como si fuera un juego entre dioses del Olimpo, Dios y Satanás debaten sobre poner a prueba a Job. Toda clase de calamidades se ceban en él y todo lo soporta confiando en la voluntad de Dios. Desde un punto de vista sociológico debemos añadir a los padecimientos injustos que Dios permite, la consideración social de Job, así se lo dicen sus amigos, de chivo expiatorio (en el sentido no de sacrificio a Dios, sino en el moderno de persona o colectivo culpado sin motivo. Un asunto no menor que resurge en el epílogo del libro de Job): tanto desastre, tanta ruina, tanto dolor, no puede ser casualidad, algo habrá hecho, si Dios ha decidido enviarle tantos castigos. Reflexionan sus "amigos". Pero Job sabe que no esta siendo castigado porque es un hombre justo y no ha hecho nada malo. Ni siquiera se queja de su desgracia. solamente quiere saber por qué.
Niño sirio, refugiado, golpeado por vender pañuelos de papel
Estos días estamos viendo los padecimientos de los refugiados de Siria, muchos de ellos cristianos. Hombres mujeres y niños que huyen de la muerte. Llegan a Europa y como ocurre en muchas ocasiones (por ejemplo en casos de violencia contra las mujeres) la víctima es tratada como si fuese culpable de su situación y de las incomodidades que produce su presencia. Así esta pasando en algunos países de la Europa del Este. La reacción social contra Job y contra todo chivo expiatorio, expone claramente nuestro defecto habitual de juzgar de acuerdo a nuestros intereses. Somos nosotros los que somos injustos con Job. 

Para aumentar nuestro desconcierto, cuando Dios decide responder las quejas de Job a su reiterado silencio, quizá esperamos una explicación que reconforte a Job. Pero no hay en la voz de Dios nada de eso. En los capítulos 38, 39 y 40 Dios en medio de una tempestad se dirige a Job poniendo en manos del escritor inspirado uno de los textos más elocuentes de toda la Biblia. Job escucha por respuesta el reproche de Dios donde le expone la grandeza de la Creación, de sus designios y de su gobierno. Una larga serie de preguntas que Job no puede responder porque nadie puede comprender el poder y la sabiduría divinas. Apabullado por verse contrastado con su ignorancia, Job acepta que nunca podrá comprender los designios de Dios, que el hombre no tiene derecho a pedir explicaciones a Dios, que las cosas malas que nos suceden no tienen por qué tener explicación. O quizá este fuera de nuestro alcance conocerla. Así se responde, sin hallar más respuesta que la constatación de que no hay respuesta a esa pregunta que cruza todas las épocas de la historia.
Job termina diciendo: "Yo estaba hablando de cosas que no entiendo, cosas tan maravillosas que no las puedo comprender. (...) Hasta ahora, solo de oídas te conocía, pero ahora te veo con mis propios ojos. Por eso me retracto arrepentido y sentado en polvo y ceniza" (Cap. 42).
Termina el libro con Job feliz, devuelta su prosperidad. Pero no es un final feliz para un cuento. No es un añadido para decir que la aceptación del sufrimiento tiene recompensa. O no solo, al menos. Job ve restituida su riqueza por dos motivos causa-efecto. 1/ Pide a Dios por quienes le juzgaron culpable de su propia desgracia y 2/ éstos comprenden que Job no había cometido pecado alguno para verse en tales padecimientos. Que su desgracia no había sido un castigo a supuestos pecados. En esto, el libro de Job se revela pleno de actualidad y modernidad.

Ahora, ¿cómo expresar con un jueguito de magia todo esto y otras reflexiones, quizá mejores, que tú, lector/a conoces?

La idea es expresar conceptos como: acepto mis limitaciones, yo soy dueño de mi destino en algunas circunstancias, otras me vienen impuestas. Puede que yo no me merezca algunas cosas, pero no ocurren por merecerlas o no merecerlas, ocurren simplemente. Y todo puede formar parte del plan de Dios aunque no sepamos cómo, ni por qué, ni podamos entenderlo. Un sobre cerrado representa el plan de Dios. Dentro hay escrito algo que los asistentes desconocen. Según la edad y circunstancia el sobre representará la muerte, la enfermedad, un castigo no merecido, etcétera. Dejo el modo de armar el guión a tu elección, según sean tus objetivos. 
Ahora muestra un manojo de cuerdecitas. Ocho o diez serán suficientes. Dí que algunas de ellas tienen un nudo en el centro. Pero como todas las cuerdas pasan por dentro de tu puño, nadie puede ver cuáles son las anudadas. Como en el juego de escoger una pajita y perder el que saque la más corta, también aquí quienes saquen las anudadas pierden.
Para sorpresa de todos, solamente una persona saca una cuerda anudada. Para mayor sorpresa solamente su nombre aparece dentro del sobre. ¡Y esa persona que se quedó con la última cuerda en la mano, eres tú!
Debe de quedar bien claro que tú no eliges nada, son los otros los que eligen su cuerdecita y te dejan a tí la última.

Método: Dependiendo del grosor de las cuerdas debes usar más o menos trozos. También necesitas un trocito de alambre del tipo que se usa para atar flores o similar, lo pasas por un trocito extra de cuerda. Será más difícil de ver el alambre si las cuerdas son del mismo color. Tienes dentro de la mano oculto el alambrito "vestido" de cuerda, doblado en círculo. Las cuerdas encima. Cuando solo te queda en la mano una cuerda, haz notar que nadie ha sacado ningún trozo anudado. Y que tú hablaste en plural de cuerdas anudadas, porque no querías que se supiese cuantas cuerdas anudadas había. Pero que solo hay una. La que te han dejado a ti. Mientras explicas esto recapitulando lo que se ha hecho, tienes tiempo para apretar el alambre abrazando a la cuerda que ha quedado última ¡ninguna tiene nudo realmente pero nunca lo sabrán! Muestra tu cuerda y el alambrito parecerá un nudo en la cuerda. No hagas más énfasis del necesario en esto. No se trata de demostrar que el nudo es verdadero, simplemente asumirán con naturalidad que es una cuerda anudada ¿qué otra cosa podría ser? Abre el sobre y en un papel se verá tu nombre subrayado por el dibujo de una cuerda anudada.
Puedes finalizar haciendo ver que Dios (expresado en el sobre) sabe lo que va a ocurrir, pero esto no ha evitado que cada uno fuese responsable de sus actos (tomar la cuerda que se quiera) y quizá se quedó con la anudada quien no la merecía para bien o para mal. 

Pregúntame: contacto@magiaevangelica.com

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